Seguramente
te has preguntado ¿Qué gano con tener que escribir los resultados
de mi investigación, además de demostrar que soy capaz de hacerlo?
De acuerdo a W. Booth, G. Colomb y J. Williams, existen tres razones
para escribir.
Escribir
para recordar. Lo que no escribas es probable que lo olvides, o aún
peor, que lo recuerdes mal. Este es un motivo por el cual los
investigadores escriben desde que comienzan su proyecto para poder
así mantener en su mente tanto y tan claro como les sea posible.
Escribir
para entender. Cuando organizas y reorganizas los resultados de tu
investigación bajo nuevas formas descubres nuevas conexiones,
contrastes, complicaciones e implicaciones. Escribir ayuda a pensar
porque te ayuda a entender mejor lo que has descubierto y además te
ayuda a encontrarle más sentido.
Escribir
para ganar perspectiva. Pero la verdadera razón para escribir es
para sacar las ideas de tu cabeza y plasmarlas en el papel, donde las
puedes ver con la luz de la letra impresa, una luz que siempre es más
brillante y a menudo menos aduladora. Mejoras tus ideas cuando las
animas con otras formas de pensamiento escrito. Pero no puedes saber
lo que puedes llegar a pensar hasta que fijas tus ideas en el papel
de forma organizada y coherente.
Entonces,
deberías escribir para poder recordar de forma más precisa,
entender mejor, y ver claramente qué es lo que piensas.
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